
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y especialistas nacionales, el asma no tiene cura definitiva, pero sí puede ser controlada eficazmente. Con un diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado, muchas personas pueden llevar una vida completamente normal.
El tratamiento del asma está a cargo principalmente del neumonólogo, médico especializado en enfermedades respiratorias. En algunos casos, sobre todo en niños o cuando hay factores alérgicos, también intervienen alergólogos o pediatras especializados en neumología.
El tratamiento del asma suele incluir:
Broncodilatadores de acción rápida, usados durante las crisis.
Medicamentos controladores, como corticosteroides inhalados, que se usan a diario para reducir la inflamación de las vías respiratorias.
Evitar factores desencadenantes, como el polvo, el humo, ciertos alimentos o cambios bruscos de temperatura.
Seguimiento médico regular, para ajustar la medicación y evitar complicaciones.
El asma puede ser una condición de por vida, pero con el acompañamiento adecuado, los pacientes pueden mantenerse activos y saludables.
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